Las mujeres en el arte de los títeres han estado presentes desde hace siglos, aunque nos hayan contado otras historias. Tan lejos en el tiempo como el siglo XVII podemos encontrar nombres registrados en contratos de trabajo en España o en permisos para realizar funciones en Perú.
De acuerdo a la WEPA, en un texto de Francisco J Cornejo, en España se conocía como máquina real a las compañías profesionales de teatro de títeres que contaban con licencia anual concedida por el rey, el Consejo de Castilla o por la autoridad del reino o virreinato correspondiente, para hacer representaciones en los corrales de comedia de Nueva España, Perú, Río de la Plata desde 1632 hasta principios del siglo XIX
https://wepa.unima.org/es/maquina-real/
El mismo Cornejo, en la Revista Fantoche Año XI, Numero 10 de Unima Federación España, en el artículo Primeros tiempos de la Máquina Real de los títeres: los actores maquinistas (hacia 1630-1750) dice que en 1632 Miguel Llobregat, autor de la máquina real firmó dos contratos, uno con Beatriz Pereira, mayor de 25 años, original de Sevilla y otro con Engracia Martínez de Valladolid para que se comprometieran a trabajar por un año en todas las representaciones públicas o privadas que hiciera la compañía, “ representando y cantando y haciendo lo demás que se la ordenare por el dicho autor”
Hay un tercer nombre de mujer, Serafina Manuela, quien dirigió una compañía que hacía representaciones con títeres entre 1695 y 1696, también en España.
Estas compañía de Máquina Real llegaron a América ten el mismo siglo XVII y de acuerdo a la WEPA Doña Leonor de Gondomar, de origen español, gestionaba una de ellas en la ciudad de Lima con el permiso del Virrey de la Monclova y daba representaciones con “ títeres grandes”
Esta es una captura de pantalla cde la página de la WEPA con los dibujos de Francisco J Cornejo, reconstrucción de la máquina real.
Y las invito a leer el artículo de la revista Titeresante, con fotografías de Adolfo Ayuso de la exposición “Ciencia y magia en el teatro de figuras” Realizada en el Museo de Ciencias de Castilla-La Mancha, del 2019