Las mujeres en el arte de los títeres durante la época colonial en México, tenían que conseguir un permiso del Virrey para poder representar sus comedias de muñecos, por ello ahora es posible recuperar sus nombres para nuestra historia común.
Y aunque no se han encontrado leyes o normas que estipulen dicho trámite, este se puede deducir de los propios documentos:
Tenían que presentar por escrito la solicitud, en ellos se especificaba el nombre, generalmente de la empresaria o dueña, la diversión que ofrecía y el lugar donde se pretendía desempeñar el oficio o diversión.
Ya con la solicitud en la mano, se prentaban ante el administrador del Real Coliseo, en la ciudad de México, quien otorgaba el primer permiso. Después se pasaba ante un escribano y de ahí se turnaba ante el fiscal de lo civil y era este quién daba su opinión sobre la dicha diversión y si era prudente o no que el Virrey otorgara la licencia.
En caso de obtener la licencia, las titiriteras se veían obligadas a pagar el real derecho de media anata, aunque no todos lo hacían, pedir la licencia o pagar por ella, se asume que para no ver mermados sus ingresos económicos. Fuera de la ciudad de México si que tenían que pagar la licencia o al menos dar una recompensa a las autoridades
Fuentes
Calzada Martinez, Hilda. (2000). «Maromeros y titiriteros en la Nueva España a finales de la epoca colonial». (Tesis de Licenciatura). Universidad Nacional Autónoma de México, México. Recuperado dehttps://repositorio.unam.mx/contenidos/131326
Investigación de Elvia Mante, Miembro del Sistema Nacional de Creadores 2023-2026
